- ¿Disculpe, es ese su perro?
- No, yo traía esta correa y el metió su cabeza en ella, así, de la nada
- ¿Se está burlando de mí?
- Si quisiera burlarme de usted me estaría riendo
- Eso está haciendo
- Entonces sí, señora, estoy burlándome de usted
- ¿Es eso un sarcasmo?
- Por favor, dígame que no habla en serio
- Usted es quien no habla en serio… o si, ya no lo sé, estoy un poco confundida
- No lo había notado… y si, señora, estoy siendo sarcástico
- Me he dado cuenta
- Esa es una agradable sorpresa, entonces
- Bueno, como le decía, tiene usted un perro muy bonito
- Así como lo ve, es muy engañoso
- Pues a mí me parece muy tranquilo
- Eso es lo que quiere que usted crea
- ¿Pero cómo, acaso no es un perro normal?
- ¡Que va! Si sabe hacer muchas cosas, la noche pasada lo encontré en mi cocina jugando póker con otros canes
- ¡¿Cómo es posible?!
- Aunque no me crea, tuve que correr de mi casa a los otros. ¡Imagínese, unos ya traían unos tragos encima! Había un Bull terrier que se me puso muy difícil
- ¡Caray, y se ve tan tranquilo!
- Le digo que es nomas la facha, quiere darle una buena impresión
- ¿Y eso como para qué? Digo, probablemente yo ni lo vuelva a ver
- Uno nunca sabe, además mire, ya le echo el ojo, algo ha de querer con usted
- ¿Conmigo? Pero si yo no tengo nada que pueda interesarle
- Yo no sé, pero yo que usted mejor le cortaba la vuelta, no vaya a ser que la meta en un lio
- Si, luego con esas malas compañías que dice que se carga… No, dígale a su perro que yo no quiero tener nada que ver con el
- A mí no me va a hacer caso, señora, dígaselo usted. Además, igual y si se lo digo yo lo mal interpreta
- No, pero ni me va a entender, como yo no hablo su lengua…
- Usted mírelo a los ojos y dígaselo, ya verá que si le entiende, es muy listo. Acérquesele, sin pena
- Señor Perro, la verdad usted parece muy agradable, pero no creo que sea sano para nosotros involucrarnos más personalmente. Olvídese de mi que yo hare lo mismo por usted
- ¿Ya vio que era muy fácil?
- No se crea, tiene una decisión en sus ojos que casi hace que me retracte
- Le digo que es muy astuto, por eso yo no he podido dejarlo
- Lo entiendo, señor, ese animal tiene un magnetismo nato. Qué bueno que me persuadió de alejarme de él a tiempo
- Si, si, si, si, no cabe duda que más vale prevenir que lamentar
- Tiene razón. Oiga, y ustedes ¿Cuánto tiempo llevan juntos?
- Muchísimo señora, el me conoce desde que tiene memoria. Aun recuerdo cuando lo cargaba en mis brazos aun siendo un cachorrito…
- Que mal que se haya ido por el mal camino, tan bonita relación la suya…
- Pero ya ve que árbol que nace torcido, jamás su rama endereza
- Eso que ni que, pobre de usted que tiene que aguantarle sus chistecitos
- Bueno, pero igual tiene sus ratos buenos. Nos la pasamos muy bien juntos, nada mas la semana pasada nos fuimos tres días a la playa. ¡Mírele nada más el bronceado! El era un labrador dorado, pero tanto sol le dejo un bonito color cobrizo, ¿o no?
- Si, un tono muy lindo. Aunque usted no parece haberse asoleado mucho…
- Lo que pasa es que con tantos cocteles de cortesía ni me podía meter al mar, no aguantaba la hora reglamentaria para poder nadar
- Debe usted tener cuidado con la bebida, le puede hacer mal
- Yo siempre tomo con moderación, señora, no vaya yo a terminar como el Bull terrier que le digo…
- ¡Ni Dios lo mande! Usted tan educado, que bueno que se mantenga lejos de las garras del alcohol
- Una vez al año no hace daño, ya sabe. Me imagino que usted también se toma una copita de vez en cuando…
- Pues si, en algunas ocasiones, tampoco muy seguido, no vaya a pensar usted que soy una borracha
- ¿Cómo cree? Si se ve que usted es muy decente y medida
- Favor que me hace, joven, es muy amable de su parte; a diferencia de su perro, ¡Mire nada más la pinta de patán que se tira! Ya decía yo que ese se traía algo entre manos…
- ¿Pero cómo? ¿No decía usted que era muy bonito?
- ¡Que va! Si a leguas se le ve que es un lobo en piel de cordero, si tendré yo buen ojo para esas cosas
- Cuánta razón tiene, se ve que de verdad sabe mucho de esto
- Soy muy observadora, nada más. Yo que usted, me alejaba del perro, no lo vaya a mal influenciar
- Pues eso intento, señora, pero aparece cada vez que saco a pasear a mi correa…
- Es un claro caso de acoso, póngale una demanda y asunto arreglado
- Buena idea, ¿podría recomendarme algún abogado?
- No, no, no, no váyase ahorita mismo al Ministerio Publico y vera que se lo resuelven de inmediato
- Entonces más vale que no pierda más tiempo. Pues la dejo, señora, voy a seguir su consejo ahora mismo
- Es un gusto ayudarle, le deseo mucha suerte ¿ya ve? ¡Hasta se ve más contento!
- Gracias a usted, me ha hecho el día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Pues es un cuento muy interesante y arroja datos sobre la forma de actuar de los perros.
ResponderEliminarGracias xD
ResponderEliminar