miércoles, 2 de marzo de 2011

Adiestrando a Asperger

- ¿Disculpe, es ese su perro?

- No, yo traía esta correa y el metió su cabeza en ella, así, de la nada

- ¿Se está burlando de mí?

- Si quisiera burlarme de usted me estaría riendo

- Eso está haciendo

- Entonces sí, señora, estoy burlándome de usted

- ¿Es eso un sarcasmo?

- Por favor, dígame que no habla en serio

- Usted es quien no habla en serio… o si, ya no lo sé, estoy un poco confundida

- No lo había notado… y si, señora, estoy siendo sarcástico

- Me he dado cuenta

- Esa es una agradable sorpresa, entonces

- Bueno, como le decía, tiene usted un perro muy bonito

- Así como lo ve, es muy engañoso

- Pues a mí me parece muy tranquilo

- Eso es lo que quiere que usted crea

- ¿Pero cómo, acaso no es un perro normal?

- ¡Que va! Si sabe hacer muchas cosas, la noche pasada lo encontré en mi cocina jugando póker con otros canes

- ¡¿Cómo es posible?!

- Aunque no me crea, tuve que correr de mi casa a los otros. ¡Imagínese, unos ya traían unos tragos encima! Había un Bull terrier que se me puso muy difícil

- ¡Caray, y se ve tan tranquilo!

- Le digo que es nomas la facha, quiere darle una buena impresión

- ¿Y eso como para qué? Digo, probablemente yo ni lo vuelva a ver

- Uno nunca sabe, además mire, ya le echo el ojo, algo ha de querer con usted

- ¿Conmigo? Pero si yo no tengo nada que pueda interesarle

- Yo no sé, pero yo que usted mejor le cortaba la vuelta, no vaya a ser que la meta en un lio

- Si, luego con esas malas compañías que dice que se carga… No, dígale a su perro que yo no quiero tener nada que ver con el

- A mí no me va a hacer caso, señora, dígaselo usted. Además, igual y si se lo digo yo lo mal interpreta

- No, pero ni me va a entender, como yo no hablo su lengua…

- Usted mírelo a los ojos y dígaselo, ya verá que si le entiende, es muy listo. Acérquesele, sin pena

- Señor Perro, la verdad usted parece muy agradable, pero no creo que sea sano para nosotros involucrarnos más personalmente. Olvídese de mi que yo hare lo mismo por usted

- ¿Ya vio que era muy fácil?

- No se crea, tiene una decisión en sus ojos que casi hace que me retracte

- Le digo que es muy astuto, por eso yo no he podido dejarlo

- Lo entiendo, señor, ese animal tiene un magnetismo nato. Qué bueno que me persuadió de alejarme de él a tiempo

- Si, si, si, si, no cabe duda que más vale prevenir que lamentar

- Tiene razón. Oiga, y ustedes ¿Cuánto tiempo llevan juntos?

- Muchísimo señora, el me conoce desde que tiene memoria. Aun recuerdo cuando lo cargaba en mis brazos aun siendo un cachorrito…

- Que mal que se haya ido por el mal camino, tan bonita relación la suya…

- Pero ya ve que árbol que nace torcido, jamás su rama endereza

- Eso que ni que, pobre de usted que tiene que aguantarle sus chistecitos

- Bueno, pero igual tiene sus ratos buenos. Nos la pasamos muy bien juntos, nada mas la semana pasada nos fuimos tres días a la playa. ¡Mírele nada más el bronceado! El era un labrador dorado, pero tanto sol le dejo un bonito color cobrizo, ¿o no?

- Si, un tono muy lindo. Aunque usted no parece haberse asoleado mucho…

- Lo que pasa es que con tantos cocteles de cortesía ni me podía meter al mar, no aguantaba la hora reglamentaria para poder nadar

- Debe usted tener cuidado con la bebida, le puede hacer mal

- Yo siempre tomo con moderación, señora, no vaya yo a terminar como el Bull terrier que le digo…

- ¡Ni Dios lo mande! Usted tan educado, que bueno que se mantenga lejos de las garras del alcohol

- Una vez al año no hace daño, ya sabe. Me imagino que usted también se toma una copita de vez en cuando…

- Pues si, en algunas ocasiones, tampoco muy seguido, no vaya a pensar usted que soy una borracha

- ¿Cómo cree? Si se ve que usted es muy decente y medida

- Favor que me hace, joven, es muy amable de su parte; a diferencia de su perro, ¡Mire nada más la pinta de patán que se tira! Ya decía yo que ese se traía algo entre manos…

- ¿Pero cómo? ¿No decía usted que era muy bonito?

- ¡Que va! Si a leguas se le ve que es un lobo en piel de cordero, si tendré yo buen ojo para esas cosas

- Cuánta razón tiene, se ve que de verdad sabe mucho de esto

- Soy muy observadora, nada más. Yo que usted, me alejaba del perro, no lo vaya a mal influenciar

- Pues eso intento, señora, pero aparece cada vez que saco a pasear a mi correa…

- Es un claro caso de acoso, póngale una demanda y asunto arreglado

- Buena idea, ¿podría recomendarme algún abogado?

- No, no, no, no váyase ahorita mismo al Ministerio Publico y vera que se lo resuelven de inmediato

- Entonces más vale que no pierda más tiempo. Pues la dejo, señora, voy a seguir su consejo ahora mismo

- Es un gusto ayudarle, le deseo mucha suerte ¿ya ve? ¡Hasta se ve más contento!

- Gracias a usted, me ha hecho el día.

2 comentarios:

  1. Pues es un cuento muy interesante y arroja datos sobre la forma de actuar de los perros.

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