sábado, 22 de agosto de 2009

Repentinos antídotos para la pertinaz melancolía

Siempre he pensad que los clichés machistas no son para mí. Por más que me lo digan en la casa, por más que la TV se empeñe en echármelo en cara. No me los creo.

No tejo, no lavo, no plancho, ni cocino. Aunque mi Abue insista en que lo haga.

Yo solo... pienso. Probablemente gasto demasiado tiempo en divagaciones insulsas, pero mi cabeza no me obedece. No sé si hay un centro en mis pensamientos o es solo uno muy recurrente, ese ideal nostálgico que a todos nos acongoja alguna vez.

Esta semana me ha visitado con más fuerza que nunca. Quizás tenga que ver con lo que paso el lunes, tal vez sea la época del año o solo el sutil recuerdo de lo que pudo ser. No sé, y tampoco tratare de ahondar en el tema.

El caso es que la melancolía suele generarme dosis de insomnio mayores a las habituales, y hay momentos en que ya no se qué hacer con mis noches en vela. Ejemplo a dar el de hoy, que estuve utilizando la computadora hasta que mi modem se puso indispuesto.

Generalmente utilizo mis noches para leer, pero tiene algunos días que parece que todos los libros de la casa han pasado por mis manos, y no tengo dinero para comprar más.

Decidí acostarme, aproximadamente a las dos de la mañana (ya que carecía de internet), cuando de repente escuche un ruido cerca del librero, temiendo la presencia de un ratón, hurgue entre mis cosas en busca de un arma, pero al no encontrar una, la curiosidad me pudo más. Solo era un libro que me llamaba, pensé, y lo saque de entre los rincones del segundo estante, entre las enciclopedias y un rompecabezas de Harry Potter que compre hace mucho tiempo.

No sabía que existía, no tenía idea de tener ese libro ni mucho menos de por qué estaba aquí, simplemente lo tome y empecé a leerlo.

"Tratado de culinaria para mujeres tristes", a pesar del nombre, no se limita a la cocina pero si cumple con su función. Con un estilo intrincado para un "libro gastronómico", logra atraer la atención y, de alguna extraña manera, alegrar al lector aunque sea de un modo mínimo, de no ser así al menos da espacio a cierto grado reflexivo a partir de un punto inesperado... o quizás mas que esperado. Citare a continuación algunos de los muchos textos cortos que este tomo escrito por Héctor Abad Faciolince contiene:

En las tardes de lluvia menuda y persistente, si el amado está lejos y agobia el peso invisible de su ausencia, cortaras de tu huerto veintiocho hojas nuevas de hierba toronjil y las pondrás al fuego en un litro de agua para hacer infusión. En cuanto hierva el agua deja que el vapor moje las yemas de tus dedos y gírala tres veces con cuchara de palo. Bájala del fuego y déjala que repose dos minutos. No le pongas azúcar, bébela sorbo a sorbo de espaladas a la tarde en una taza blanca. Si al promediar el litro no notas cierto alivio detrás del esternón, caliéntala de nuevo y échale dos cucharadas de panela rallada. Si al terminar la tarde el agobio persiste, puedes estar segura de que el no volverá. O volverá otra tarde y muy cambiado ya.


La única noche, dijo alguien, es la del desvelo, la noche pasada en blanco. No se guarda memoria de las noches dormidas. Así el amor: el más inolvidable es el que nunca fue.
Como para el insomnio, también para el olvido hay jarabes y menjurjes. Pero ambos son remedios sin discernimiento. Los unos te dormirán tanto (sin sueños y sin sueño), que será como morir. Con los otros no olvidaras, si los tomas, lo que quieres olvidar: lo olvidaras todo, augusto o disgustoso que haya sido.
No te revelo, pues, mis brebajes para el sueño y el olvido. Poseen el mismo efecto que tiene la cicuta.




Esa tendencia a traicionar, a mentir y a ser perfectamente franca. A esconderte o a mostrarte mucho. Ese cuidado de cuidarte tanto para acabar narrando tu historia, tu verdad con pelos y señales a un desconocido. Esas ganas de huir, de salir corriendo cuando alguien muestra que empieza a conocerte, aunque no te reveles. Ese vértigo de quedarte. Esa indomable sed de alguien y de no estar con nadie. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada. Esa hambre de imposibles. ¿Cómo pensar en esta confusión contradictoria? Es verdad y mentira, está bien y está mal y no hay salida.
Nada que hacer. Tomate un vaso de agua.


Suenan a remedios de la abuelita pero son mucho más sencillos que eso. En algunos casos son incluso un tanto sintéticos, lo que les da versatilidad y ligereza. Realmente me gusto y no lo creía posible. Aun sin la dosis narrativa que tiene "Como agua para chocolate" es un tomo atractivo y de fácil lectura para cualquier interesado, sin limitarse únicamente al publico establecido en el titulo. Con su permiso, regreso a mi cama a terminar de leerlo.

domingo, 2 de agosto de 2009

Caminos

Feliciano me adora y le aborrezco;
Lisardo me aborrece y yo le adoro;
Por quien no me apetece ingrato, lloro,
Y al que me llora tierno, no apetezco:

A quien más me desdora, el alma ofrezco;
A quien me ofrece víctimas, desdoro;
Desprecio al que enriquece mi decoro
Y al que le hace desprecios enriquezco;

Si con mi ofensa al uno reconvengo,
Me reconviene el otro a mí ofendido
Y al padecer de todos modos vengo;

Pues ambos atormentan mi sentido;
Aquéste con pedir lo que no tengo
Y aquél con no tener lo que le pido.

Sor Juana Inés de la Cruz



Hay días, como este, en que no se qué pensar. La melancolía, indiferente, me aflige de cualquier modo. No sé lo que quiero, no sé por quien lloro, no sé lo que extraño por no haberlo tenido o lo que añoro porque lo deje ir.

¿Por qué será?
Si no lo tienes más lo quieres
¿Por qué será?
Cuando lo tienes ya no quieres.
El mundo no entiende de amores ya,
Estoy tan cansada de esperar...

Natalia Lafourcade



Ahora no sé que me remuerde más, si dejarlo o no merecer ese cariño. A veces uno se rompe, pero ¿donde se arregla? Me ha tomado años reunir las partes, pero no encuentro la manera de ensamblarlas, es como si ya no tuvieran la misma forma, y ahora, de algún modo, ya no encajan.



Tiene ya demasiados atardeceres, demasiadas lagrimas, demasiados suspiros y demasiadas palabras, es demasiado profundo el hueco... con el todo es demasiado, ¿si ya le he dado todo, que puedo ofrecerte a ti?

And I've lost who I am, and I can't understand.
Why my heart is so broken, rejecting your love, without, love gone wrong, lifeless words carry on.
But I know, all I know, is that the end's beginning.
Who I am from the start, take me home to my heart.
Let me go and I will run, I will not be silent.
All this time spent in vain, wasted years, wasted gain.
All is lost, hope remains, and this war's not over.

Trading Yesterday



Luego llegas tú, con una promesa en los labios, y yo acepto. La culpa, me carcome, te veo otros ojos, otros brazos, otra boca... y me siento mal de no poder decir "Te quiero", tengo miedo de que descubras que soy una farsa y peco de negarte, peco de no corresponderte, te uso. Y me siento mal por ello, me siento mal porque te hago lo mismo que él me hizo y no quiero romperte, fragmentarte como pasó conmigo. ¿De cuántas maneras se puede destrozar un corazón y esperar de él que siga latiendo?

El amor concede a los demás el poder para destruirte.

No, miento, soy una egoísta. Aunque hay un atisbo de verdad en que no quiero herirte. Pero tampoco quiero conformarme contigo, es decir, eres extraordinario... peor no eres lo que he estado buscando. Eres Paris, eres Linton, eres Wickham, eres Jimmy Olsen, eres Ronald Weasley, eres Jacob Black... y yo prefiero seguir soñando.

En casos como este creo que es costumbre establecida manifestar agradecimiento por los sentimientos expresados, aun habiendo de devolverlos con desigualdad. Natural es ese agradecimiento y si pudiera yo expresar gratitud, le daría a usted las gracias. Pero no puedo; nunca he ansiado la buena opinión de usted, y usted lo ha reconocido sin querer. Siento haber ocasionado penas a alguien; más ha sido inconsciente de todo punto, y espero que sea de escasa duración.

Elizabeth Bennet



Además, aun no puedo desprenderme de él. El es mi gravedad y todo lo que sube tiene que bajar. El me ha hecho pequeña, cada error, cada caída, cada palabra, cada beso, cada respiro me quitan un centímetro de altura. Desde el, tengo que mirar a todos hacia arriba y soportarlo, y aun así, no puedo alejarme de él, porque incluso el solo escuchar su nombre avispa mis sentidos.

Pero yo no soy para él. Quisiera serlo todo por que él es todo para mí. Siempre lo ha sido, la mitad de mi vida está con él y por más que intento, no puedo olvidarlo. Solo puedo desear.

I wish I was your favourite girl
I wish you thought I was the reason you are in the world
I wish my smile was your favourite kind of smile
I wish the way that I dressed was your favourite kind of style

I wish you had a favourite beauty spot
That you loved secretly
'Cause it was on a hidden bit
That nobody else could see
Basically, I wish that you loved me
I wish that you needed me
I wish that you knew when I said two sugars,
Actually I meant three

I wish that without me your heart would break
I wish that without me you'd be spending the rest of your nights awake
I wish that without me you couldn't eat
I wish I was the last thing on your mind before you went to sleep

Kate Nash



Quizás solo soy adicta a la tristeza.