martes, 25 de enero de 2011

Cuento

Ella volteo a la izquierda como si de un tic se tratase. Simplemente no podía dejar de mirarlo. Era esa cornucopia de sensaciones regresando a su cuerpo, invadiendo su mente y descolocando su pulso, era un recuerdo que parecía de otra vida. Había pasado tanto tiempo que se sentía como un dinosaurio caminando en tierras anacrónicas, como si no perteneciese a ese mundo o ese mundo no encajase con ella, igual daba cual fuese el caso, probablemente el no la reconocería.
Es en días como esos en que comienza a extrañar tiempos más simples como ir a la escuela, complicarse con banalidades, esperar esas llamadas telefónicas que estrechan los lazos de amistad y los encuentros furtivos de esos amores adolescentes que la hacían perder el sueño. Hoy todo se remece y queda de cabeza. La línea por la que uno camina se vuelve difusa. Se siente como una conductora a la que obligan a bajar del carro para caminar por la calle frente a un policía y demostrar que no está ebria. ¿Qué podía hacer cuando la luz intrínseca de unos ojos conocidos se pierde entre sombras inciertas? ¿Era necesario hablar o sólo obviar como de costumbre?
Le clavo la mirada nuevamente, maldiciendo no poder mantener su autocontrol, imágenes fugaces de su infancia se agolparon en su pecho hasta hacer estallar una sonrisa inesperada, con ligera indecisión, se acerco a él, el silencio de la sala le ayuda a concentrarse pero es el ruido de su pecho el que se vuelve insoportable, frente a sus ojos aparece la memoria de su partida, aquella vez en que subió a un autobús con su maleta sin echar la vista atrás, ella se paraliza a escasos metros del muchacho.
Es de noche, estado inmune al sol y a los atardeceres de colores, una de aquellas noches en donde la luna es amordazada por las nubes y no puede hablar de amor ni de esperanza. Menea la cabeza un par de veces, cierra los ojos y da la media vuelta para regresar a la realidad de la que el ya no formaba parte. De nada le servía anclarse a los sueños de algún “hubiera”, cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.